Los modelos de acción tutorial han
evolucionado con el tiempo según las condiciones, características y necesidades
de una sociedad cambiante que alberga a educandos con características y
necesidades heterogéneas. Así pues, no se puede concebir la idea o figura de un
tutor único, que se centre sólo en el aspecto académico-intelectual sino por el
contrario que se centre y preocupe en aspectos integrales de los educandos sin
descuidar ninguno de estos aspectos. Asimismo, la tutoría se orienta hacia
nuevos modelos donde la tutoría es ejercida de manera compartida con el
conjunto del profesorado, donde además es ejercida de manera dialógica con el
estudiantado.
Sin embargo son notorias las
dificultades que la tutoría tiene que enfrentar, pese a ello, estas
dificultades se pueden enfrentar desde la práctica mediante herramientas de
seguimiento y registro tutorial los cuales a su vez presentan retos importantes
agrupados en las siguientes: una visión holística de la tutoría, una gestión
compartida y un protagonismo del alumnado.
En cuanto al primer reto, es
necesario no enfocarse solo en el avance académico de los estudiantes sino por
el contrario, tener una visión holística de sus aprendizajes y personalidad
orientado al seguimiento del progreso de todos y cada uno de los estudiantes tutoriados. Incidir en el
ajuste de la autoimagen del alumnado en relación con la escuela y con sus
compañeros es importante para su desarrolla integral involucrando los aspectos
sociales e interpersonales.
El segundo gran reto, el de la
gestión compartida tiene que ver con la responsabilidad no únicamente del tutor
a cargo sino de toda la plana docente que interviene en el proceso de enseñanza
aprendizaje. El manejo de herramientas de registro debe facilitar una rápida
consulta, registro y evaluación los cuales deben estar al alcance de los
profesores. Es importante así, la participación y colaboración de los agentes
educativos. Para esto, es indispensable que el profesorado, los tutores, la
familia y los estudiantes (protagonistas) cuenten con herramientas e
instrumentos que faciliten la recolección, registro, análisis comunicación y
toma de decisiones conjuntas en favor del avance y desarrollo de los
estudiantes.
Por último y no menos importante, se
presenta el gran reto de tener como protagonista al estudiante. Los dos retos
anteriores no tendrían razón de ser si se obviase o desconsidere este reto. El
lograr la autonomía de los estudiantes no es tarea fácil pues el seguimiento,
la identificación de dificultades y el establecimiento de objetivos son
elementos indispensables para el desarrollo de las competencias básicas de
aprender a aprender de manera autónoma, así como para tener iniciativa personal
dentro de las actividades escolares como fuera de ellas. Es de considerar que
el proceso de evaluación y seguimiento tendría que ser liderado por el
alumnado, enfocado como una vía importante de aprendizaje y guiada por el
profesor/tutor.
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